Paginas Sagradas del Tiempo Parte 2

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2.ª Parte

Paginas Sagradas del Tiempo

En el artículo anterior iniciamos un tema poco frecuente en el estudio de la Biblia, ya que más que su contenido sobrenatural como, su revelación, su inerrancia, su inspiración o su mensaje celestial para la humanidad, nos enfocamos a estudiar la Biblia como libro “natural” (Usando este término para mejor comprensión), como lo es todo libro que es escrito con tinta y papel.

Y nos consagramos a aprender sobre el material de escritura a lo largo de los siglos.

Repasando sobre aquellos materiales básicos que se usaron en cada época para escribir pasajes y libros completos que hoy conforman nuestra Biblia moderna. Los siete materiales para escritura antigua fueron: La piedra, la arcilla, el tiesto, la madera, el cuero, el papiro, y la vitela. De los cuales ya estudiamos cinco de estos materiales, así que hoy nos encaminaremos hacia los últimos dos que son el papiro y la vitela.

P A P I R O

El papiro fue un material popular para escribir en la antigüedad, inventado por los egipcios y usado por escribas desde el 2500 ac. hasta el 700 dc. La palabra castellana “papel” deriva del latín papyrus. En algún tiempo la planta del papiro creció en abundancia a lo largo del Delta del Nilo. Los arqueólogos sugieren la posible existencia de un mar llamado el mar de los juncos que, según la opinión de algunos, estaba situado en la zona del lago Timiza, al norte de los lagos Amargos. Otros opinan que este lugar hipotético se refiere a los pantanos de agua dulce que están al este de Ramsés, dónde crecen los juncos de los que se sacaban el papiro. De aquí que los antiguos egipcios llamarán a esta zona el pantano de los papiros. Estos campos acuáticos proporcionaban a los egipcios un material económico para escribir. Su producción se convirtió en una gran industria, ya que se exportaba a todo el mundo Mediterráneo. La planta del papiro es un junco alto y acuático que crece hasta una altura de 4,5 metros, y se vuelve tan grueso como la muñeca de una persona. Su tallo triangular se cortaba en secciones de 30 cm. La sección central de cada vara de papiro, o sea, la médula, se rebanaba en tiras delgadas de 2,5 cm. La hoja de papel se confeccionaba acomodando estás tiras de 2,5 cm. por 30 cm. en sentido vertical y colocando encima otra capa de tiras en forma horizontal. Luego las dos capas de tiras verdes fibrosas se machacaban y se secaban al sol uniendo la hoja constituida por dos capas de papiro. El lado horizontal de la hoja se rascaba hasta alisarlo, lo que obviamente proporcionaba mejor superficie para la escritura en esa misma dirección. Se pegaban varias hojas para formar un rollo de papiro al que se denominaba biblos que significa en griego “rollo o libro”.

Y aunque en época temprana del imperio egipcio ya era utilizado el papiro, en la quinta dinastía se siguió utilizando hasta la época de los árabes durante el siglo primero después de Cristo. Este fue el material de escritura más popular del mundo. El ingenio de los egipcios era asombroso, ya que no solamente supieron explotar el papiro como papel, sino que también tuvo otros usos cómo el alimenticio, porque se comían la parte blanda de la planta. También lo usaron para formar objetos y utensilios con la corteza que era dura, pues con ella podían también fabricar calzado, antorchas, cuerdas, teas, cunas, e incluso hasta perfume. Claro que ninguna de estas invenciones trascendió como lo fue el papel papiro. Me gustaría detallarles más el proceso de fabricación, y era el siguiente.

  • Con un cuchillo afilado cortaban la planta y de la parte central obtenían el tallo, del cual extraían finas tiras verticales; las cuales, según la longitud de estas, determinaban el tamaño de lo largo del papiro.
  • Después tenían que ablandarse estas tiras, y para esto las dejaban remojando entre una y dos semanas, y si el tiempo de remojo era más extenso, entonces el papiro obtenía un tono más oscuro.
  • Después se tomaban las tiras ya ablandadas, y formaban una capa y colocándolas sobre algo plano, se ponía encima una segunda hilera de tiras de forma perpendicular, las cuales se iban alternando para formar una lámina rectangular en varias capas, todas ellas entrelazadas entre las horizontales y verticales.
  • Después, la lámina rectangular de papel papiro era prensada con fuerza, dejándola delgada y era sacada al sol para que se secara.
  • Una vez seca, se alisaba con una piedra de marfil o con una concha, era pulida para alisarla y evitar que se corriese la tinta cuando escribían.
  • Por último, se pegaban las hojas uniendo los extremos superiores con inferiores, formando rollos sobre una varilla de madera, hueso o marfil.

Este material para la escritura fue revolucionario en la cultura egipcia ya que también facilitó su vida en diferentes tareas de escritura, como, escritura de cartas, obras literarias, obras de contabilidad, textos sagrados, recetas médicas, sentencias judiciales, planos de cálculo matemático y arquitectónicos, etc. Al momento de escribir se usaba el lado del papiro que tenía las tiras horizontales y la pluma era una varilla de bambú con tinta preparada en carbón vegetal, la cual mezclaban con cola. Para la escritura de libros sagrados se usaba el papiro que tenía una tonalidad clara, mientras que el de tonos marrones (El que se oscurecía por quedarse más tiempo al sol) era para los apuntes ordinarios. Hasta el día de hoy se conservan algunos papiros que se usaron para el libro de los muertos en los cuales se escribía sobre el viaje del difunto al más allá y se colocaba el destino escrito dentro de la tumba. Es tan impresionante esta técnica sobre la fabricación del papiro que constituye una de las atracciones fascinantes en las visitas al Egipto moderno, ya que se visita “El instituto del papiro”, en donde aparte de contar su historia, explican con ejemplos reales su fabricación.

Para el año 100 después de Cristo se usó el papiro para hacer códices (En latín, libros). El formato del códice (una pila de hojas de papiro unidas en un extremo) demostró ser más económico que el rollo; ya que el escriba podía escribir solo de un lado del rollo. Aparte un códice también era menos incómodo teniendo en cuenta el transporte de los rollos y la dificultad en las referencias cruzadas. Los manuscritos del Nuevo testamento que se produjeron antes del siglo IV se escribieron exclusivamente sobre papiros, posteriormente casi todos los documentos del Nuevo testamento se preservaron en pergaminos, por su durabilidad frente al desgaste del tiempo. Aunque, existen papiros que hasta el día de hoy son una evidencia de gran peso para demostrar la antigüedad de los libros del Nuevo testamento. Demos una breve reseña sobre algunos de los papiros más importantes del Nuevo testamento, tanto por su antigüedad como por la cantidad de textos neotestamentarios que se han encontrado.

7Q5 = Marcos 6:52,53. El documento más antiguo del Nuevo testamento que nos ha llegado hasta la fecha, es un fragmento del papiro de Qumrán, conocido bajo las siglas “7Q5” e identificado por el padre jesuita J. O´Callaghan en diciembre de 1971. Como corresponde a Marcos 6:52,53 con anterioridad a su identificación y el papiro había sido datado del 50 ac. al 50 dc. Es decir, ya en la década de los cuarentas circulaba una copia posiblemente egipcia del evangelio según San Marcos.

Papiro Raylands. Este fragmento de códice de papiro que se conserva en la “John Raylands” librería de Manchester; hasta las identificaciones de O´Callaghan había constituido el documento más antiguo de un fragmento del Nuevo testamento. Contiene cinco versículos del capítulo 18 de San Juan 31,33,37,38 y sobre una sólida base paleográfica el papiro está fechado en torno al año 125, tratándose con toda probabilidad de una copia egipcia. Sobre el supuesto de que Juan escribió su evangelio en Éfeso entre los años 90 y 100, el papiro Raylands demuestra que poco después de su redacción, el evangelio de Juan ya circulaba entre las comunidades cristianas de Egipto.

Papiros Chester Beatty. Se trata de once porciones de códice de papiro fechados entre la primera parte y la segunda mitad del siglo III. Contienen la mayor parte del Nuevo testamento, incluyendo la epístola a los Hebreos y el Apocalipsis.

Como estos papiros antiguos hay muchos más que podemos citar como muestra, pero baste estos, para darnos una idea de la importancia del papiro en la formación del Nuevo testamento.

L A V I T E L A

La utilización de la vitela (pergamino) como material de escritura, se cree que proviene de un desacuerdo entre el rey Eumenes II de Pérgamo (197-158 ac.), y Ptolomeo IV rey de Egipto. Cuando Eumenes estaba tratando diligentemente de preparar su biblioteca en Pérgamo, el material de escritura entonces más popular era el papiro, y este venía solo de Egipto. Así que, cuando ocurrió un desacuerdo entre los dos reyes, los egipcios detuvieron el suministro de papiro hacia Asia. Eumenes viéndose gravemente afectado, se vio obligado a desarrollar otro material para la escritura, el resultado de este esfuerzo, fue la creación del pergamino, de allí el nombre, “Pergamino de Pérgamo”. Y aunque estamos hablando de la vitela, por favor, no se confundan, la vitela es pergamino, pero el pergamino no siempre es vitela. Porque el pergamino está hecho de cuero, y la vitela también es cuero, pero es un cuero de alta calidad, preparado para la escritura en ambos lados. Este material fue utilizado extensamente por los cristianos primitivos y su uso persistió durante más de mil años después de su invención. En la actualidad hay muchas copias de la Biblia que fueron escritas en pergamino. Así con el tiempo, se fue reemplazando gradualmente el papiro por el pergamino, por ser piel de animales, que aunque era más caro, era más duradero y tenía otras ventajas frente al papiro, por ejemplo, los papiros antiguos se desgastaban con el uso, y las palabras literalmente se caían de la página. Además, a diferencia el papiro, el pergamino se podía borrar y se volvía a usar. A esto es a lo que se refería el apóstol Juan cuando escribe en 2ª de Juan 12 “Tengo muchas cosas que escribirlos, pero no he querido hacerlo por medio de papel y tinta”. Para mejor apreciación de esto último sería conveniente sumergirnos un poco en los retos que tenía la escritura y el escritor de tiempo antiguos. Así que, por favor entren a mi máquina del tiempo, pónganse cómodos para llevarlos por un viaje de los primeros siglos después de Cristo.

Los manuscritos (Palabra formada con raíces latinas que significa “escritos a mano”) en conjunto se les llamaban “libro” por tanto, la elaboración de un volumen (Un libro) era un proceso laborioso y cansado. Cualquier libro manuscrito tenía errores, por razón de lo extenso, tedioso y cansado. Esto mismo hacía que los libros fueran voluminosos, escasos, y caros. Los monjes fueron los personajes que se dedicaron a la confección de libros y gracias a ellos tenemos las grandes obras de la antigüedad. El traductor de la Biblia Vulgata latina, San Jerónimo comentaba que la ocupación más grande en la vida monástica era el trabajo de copiar manuscritos. A los copistas les llamaban también Pendolistas. En cada monasterio había una sala especial que se llamaba Scriptorium allí se sentaban en amplios y cómodos bancos los copistas, que con mucha atención oían al lector que delante de ellos, en un estrado más elevado, se encargaba de dictarles la obra que copiaban. Los monjes eran pacientes y constantes, pues según la cantidad de copias esta sería la cantidad de ejemplares que se obtenían. Una vez terminadas las copias que realizaban, se confrontaban con el original, haciendo las correcciones que todavía hoy se ven en diversos códices. En la producción de copias manuscritas participaban los siguientes profesionales.

  • Preparadores de pergamino y vitela. Quienes confeccionaban las hojas según el tamaño de la obra y cuidaban que la textura fuera apta para la tinta que se emplearía.
  • Eran los que escribían el cuerpo total de la obra, procurando dejar los espacios para la ornamentación y las iniciales.
  • Crisógrafos. Estos eran los que se encargaban de dibujar las iniciales, bosquejando el contorno de los demás adornos.
  • Iluminadores o miniaturistas. Estos terminaban el trabajo de los anteriores, pintando las grandes iniciales, dibujos y demás adornos con oro y colores artísticamente aplicados.

Algunas bibliotecas antiguas de la Europa medieval que estaban en Inglaterra, en el monasterio de Canterbury y Bury, todavía tienen aproximadamente dos mil libros manuscritos que son el legado de estos héroes anónimos.  En la España musulmana fueron famosas las librerías de Córdoba, Granada y Toledo. Y a partir del siglo XII las universidades crearon nuevas bibliotecas, por ejemplo, en la universidad de Cambridge tienen trecientos manuscritos. En esos lugares y otros pocos más, eran los únicos lugares donde el hombre letrado podía recurrir para aprender algún conocimiento, allí se encontraban partes de la Biblia, colecciones de salmos, libros de servicios religiosos, la mayoría de ellos en latín y varios libros de la antigüedad clásica.

Creo que hay mucho más que decir, pero con esto podemos sentirnos satisfechos, de que, el orgullo de la formación de la Biblia es más que épica. Y que podemos estar seguros que la Biblia desde su pasta, sus hojas y su tinta nos quiere decir algo… “Soy el único Libro en el mundo que es trascendente”.

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