La muerte repentina de un joven con 20 años de edad, saludable, brillante y responsable quien es victima de un accidente ¿Por qué muere alguien con todo un futuro por delante? Preguntan los padres. Una colonia rural de gente pobre con casas de cartón que se quedan sin hogar ya que un huracán azota la zona ¿Acaso no era suficiente su pobreza para todavía sufrir más?, la muerte de seis millones de judíos en los hornos crematorios de Hitler ¿Merecían morir de esa manera?, ¿Por qué hay niños que nacen con deficiencias mentales?, y una lista extensa e interminable de “MALES” Se convierten en… todo un reto para la mente humana que se pregunta ¿Será posible que exista un Ser Divino que permita el mal y el sufrimiento “injustamente” sobre su creación?.

Este dilema se vuelve más complejo cuando se describe la existencia de un Dios con una naturaleza altamente compasiva: Un Ser que en su esencia es amor, es misericordioso, es bueno aun para con los que son malos. Aparte de estas virtudes, es omnicienente lo cual nos dice que todo lo conoce, –lo que está por suceder– ¿Y aun así lo permite?, Es omnipotente, todo lo puede, no hay imposibles para Él, puede evitar que el mal suceda ¿Y no lo evita?. Si no se describiera un Dios con estas características, la discusión se terminaría rápido, pero estas son las interrogantes que han llevado a miles de personas a cuestionarse si realmente existe un Dios.

El filósofo Epicuro (342-270 a.c.) en el siglo II antes de Cristo fue el primero en cuestionar la existencia de Dios partiendo de la interrogativa de los males que acosan a la humanidad y él desarrolla su silogismo de la siguiente manera:

O Dios quiere evitar el mal y no puede; o Dios puede y no quiere; o Dios no quiere y no puede; o Dios puede y quiere. Si Dios quiere (evitar el mal) y no puede, entonces es impotente, y esto contraría la condición de Dios. Si Dios puede y no quiere, entonces es malo, y esto es igualmente incompatible con Dios.

Si Dios no quiere y no puede, entonces es Él tanto malo como impotente, y por lo tanto no es Dios. Si Dios quiere y puede (…) ¿Entonces de donde vienen los males? ¿Y por que no se los lleva Él?

Esta aparente incongruencia del mal con la naturaleza de un Ser Divino, que contrasta con todo lo que pudiera llamarse mal o malo ha trascendido desde los días de Epicúreo hasta nuestros días y aun el famoso cantante de Rock Dave Matthews en una entrevista dijo: Si Dios existe, y es un Dios bondadoso, debemos admitir que fue todo un logro que creara un mundo tan cruel. Y no se trata solo de un desconcierto prejuicioso contra lo espiritual o divino, también hubo creyentes y servidores de Dios que trataron de satisfacer sus mentes confusas al ver que Dios permitía el mal o enviaba el mal de “una manera injusta”.

Elías pregunto: Jehová Dios mío ¿aun a la viuda en cuya casa estoy hospedado has afligido, haciéndole morir a su hijo? (1ª. De Reyes 17:20). ¿Si Jehová está con nosotros –preguntaba Gedeón—por que nos ha sobrevenido todo esto? Jueces 6:13. Habacuc se quejaba: ¿Por qué ves a los menospreciadores y callas cuando destruye el impío al mas justo que el? (Habacuc 1:13).

Todas estas reflexiones (Que no son concebibles fácilmente) se han convertido en una de las evidencias mas fuertes para el ateo en sus refutaciones contra Dios y al mismo tiempo en un reto intelectual para los cristianos que proclaman un Evangelio de amor por medio del Dios de amor, que en apariencia podría ser más un ser preferencial para algunos e indiferente para otros –en especial para los que sufren-.

En las diferentes líneas que hay de defensa del “argumento del mal” nuestra apología la vamos a presentar desde la Teodicea de la privación. Desarrollada por San Agustín.

Agustín definió el mal como: “La privación del bien, hasta llegar al mayor mal, que es la nada” en palabras más sencillas sería: El mal se encuentra ahí donde debería estar el bien, pero no está. Esta definición define también –valga la redundancia- implícitamente que el  mal no es algo material y no tiene sustancia pero al mismo tiempo es existente. Podríamos compararlo con la existencia del frío o la oscuridad, ambos inmateriales e insustanciales pero existentes. El frío y la oscuridad son cosas muy reales que nombramos cuando queremos expresar la ausencia del calor o la luz. En algún sentido la oscuridad y el frío son parásitos de la luz y el calor, ya que estos pueden existir sin el frío y la oscuridad, pero ellos no pueden existir sin el calor y la luz. Podemos comprender más estas dependencias con la siguiente oración:

El presidente Obama no se encuentra en la Casa Blanca.

No podemos hablar de la “ausencia” del presidente si el presidente no existiera, pero como si existe el presidente Obama y se encuentra en otro lugar “su ausencia” tiene significado en la oración y su ausencia equivaldría a “la privación” del presidente, pero cuando el presidente está presente no hablamos de su ausencia. Sin la existencia del presidente no tendría significado “La ausencia”.

Así es el mal ante el bien. ¿Qué es la muerte? La ausencia de la vida ¿Qué es la enfermedad? La ausencia de la salud ¿Qué es el dolor? La ausencia del bienestar. ¿Qué es el miedo? La ausencia de la paz. No podría existir ninguno de estos males si ninguno de estos bienes existiera. Por tanto… si se trata de eliminar el mal, solo sería posible eliminando el bien para que “su ausencia” no este presente.

Dios no creó el mal, solo creo el bien. La ausencia del bien es opcional y está subordinada a la decisión del hombre y no de Dios. La Biblia dice en Génesis 1 :31 que Dios vio todo lo que había hecho, y todo “era bueno” en gran manera. También dice en Eclesiastés 7:29 que Dios creo al hombre recto, y el hombre busco muchas perversiones. El mal es la ignorancia voluntaria del hombre hacia el bien. Aquí tenemos que agregar otro elemento intrínseco a este esquema que es el libre albedrío. Sin el (El libre albedrío) él hombre no podría elegir hacer o ignorar el bien. El libre albedrío es la libertad de escoger sin ser forzado a algo. Esto fue establecido desde el huerto de Edén y permanece hasta nuestros días.  Cuando los hombres escogen alejarse de Dios que es “El locus” del bien, automáticamente escogen su ausencia y por lo tanto el mal junto con sus consecuencias.

Algunos piensan que no fue una gran idea darle al hombre el libre albedrío, en otras palabras, había otras opciones en el diseño del hombre y Dios no escogió la mejor. Para los que piensan así consideremos las posibles opciones en que el hombre hubiera sido diseñado y así no correr el riesgo de que el mal entrará en la humanidad.

1.- El hombre diseñado solo para hacer el bien.

En esta opción entendemos que seríamos maquinas programadas y controladas. No podríamos encontrar momentos de felicidad excepto nos programaran, no podríamos disfrutar ser amados excepto yo apareciera en la memoria Ram de otra persona para que me escogiera y aun así, no existiría una interacción sentimental voluntaria (Una conquista) a menos que el chip también lo incluyera.

2.- El hombre que no conociera el mal.

Entonces tampoco conoceríamos el bien, sería un mundo sin amor, sin paz, sin rectitud, etc. La vida sería solo materia. Tendríamos una familia, pero no habría forma de pasar momentos agradables con ellos, no existiría el romanticismo con la pareja =Por que si no se conoce el mal, tampoco se conoce el bien y si no existe el bien no existe el amor=. Podríamos leer un buen libro o ver un buen programa de televisión pero no habría placer en eso. Parece ser que tampoco es buena idea.

3.- El hombre que conociera el bien y no fuera una maquina programada sino libre para escoger o rechazar el bien.

Esta sería una muy buena y jugosa oferta. Por que es como quien va a una plaza o centro comercial y en las diferentes tiendas ve productos, algunos de muy buena marca otros no, algunos muy costosos otros muy baratos, lo que cada quien compre es lo que va a disfrutar o se lamentará de su compra, pero solo él y nadie más que él “escogerá”.

Parece que esta es la mejor opción y la más justa. Por eso es la que Dios escogió. En la Biblia Dios le dice a la humanidad: Mira Yo he puesto delante de ti el bien y el mal. Deuteronomio 30:15-16.

Por tanto podemos concluir que todos los males que acosan a la humanidad son la privación del bien, bien que los hombres ignoraron y que no solo los dañaron de una manera particular sino que se extendieron a otros. Así que la pregunta sería ¿Por qué responsabilizar a Dios de lo que nosotros voluntariamente hemos ignorado?


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